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El paso del tiempo es uno de los culpables de mantenerte siempre en la eterna duda de la ajada juventud o la prematura vejez. Cumplir 20 a�os en la m�sica es algo de lo que no pueden presumir demasiadas bandas en este pa�s y mucho menos de hacerlo en un envidiable momento de forma. Los grandes nombre del Rock ib�rico van poco a poco recibiendo sus merecidos homenajes, algunos que vienen desde el entorno medi�tico, cultural y musical en el que se han movido, y otros, como es el caso, desde su propio entorno. "Hemos tenido la chuler�a de celebrar nuestros 20 a�os con un concierto en el que no invitamos a ning�n miembro de otras formaciones, s�lo a los que han pasado por Ilegales, porque tenemos la firme convicci�n de que son los mejores m�sicos existentes en todo el planeta.
As� se dirigi� Jorge Mart�nez a las casi 10.000 almas que abarrotaban la Plaza de la Catedral de Oviedo, tras haber iniciado sus dos horas y veinte de show con "El Norte est� lleno de fr�o" y evidenciando ese recuperado estado de gracia, consiguieron un buen sonido tanto de PA como de monitores, excepto en el caso en que Jandro perdi� por momentos el sonido del bajo obligando a repetir tres veces "Regreso al sexo...". Jorge no estaba dispuesto a permitir que ese tema se quedara sin registrar por la unidad m�vil que manejaba Aitor Ari�o, a un lado del escenario. "Suena en los clubs un blues secreto", corte de apertura de su �lbum "Todo est� permitido", marc� el inicio del desfile de es - miembros a lo largo del resto del repertorio ilegal. Por el escenario pasaron Willy Vijandre, bajista del grupo durante sus etapas m�s floridas, que interpret� junto a Ilegales. "Soy un macara" y "Chicos p�lidos para la m�quina", en la que se sumaron Alfonso Lantero, ex - bater�a y Antol�n de la Fuente, teclista. Pero antes y despu�s se subieron tambi�n Alejandro Felgueroso y Rafa Kas al bajo, Rub�n Mol en la bater�a, Roberto Collado con la arm�nica y Juan Flores en el saxo.
La banda sonaba compacta, curtida en largos e intensos ensayos previos a esta noche, algunos llevaban muchos a�os sin tocar e incluso los m�s viejos seguidores echaron en falta a David, batera original de la banda que no pudo venirse de Bilbao. Jorge estuvo toda la semana concentrado en el local, todo el d�a previo a esa noche sin hablar para reservar su voz para esas dos horas y cuarto. Sobre el escenario se mostr� s�lido, convencido, atento a todo, y sobre todo mordaz, sagaz, ir�nico y hasta graciosamente ofensivo. Nada comparado con lo que el "Ave Mar�a" de Schuber cantado por una soprano, a modo de ins�lita intro, hac�a presagiar. La segunda mitad del concierto fue una pendiente vertiginosa a las entra�as m�s sucias de su propia historia, las cloacas del alma, a los tiempos de los excesos, de las peleas, el macarreo. "Eres una puta", "Hora mamoncete", "Bestia, bestia" o "Un problema sexual".
El concierto concluy� con la acostumbrada medley - versi�n de "Destruye" y en pleno calent�n euf�rico con "El loco soy yo", ya fuera de set.
"Canci�n obscena" sonaba desde un cd, mientras todos los participantes - despu�s de beberse diez botellas de Tio Pepe, varias m�s de whisky y alguna que otra caja de cerveza - se desped�an del p�blico que les acompa�ar� con sus voces y aplausos en ese doble CD en directo + DVD que edita Santo Grial Records.
Evidentemente los tiempos de locura y desenfreno ya forman parte de la historia, ahora s�lo queda cierto desequilibrio herencia de aquel tiempo, las ganas de prolongar una historia que por si sola ha durado 20 a�os, llena de enfermedades y malas experiencias pero con el legado de varias giras sudamericanas, un rosario de conciertos incendiarios y una colecci�n de canciones que quita el hipo.
Una noche para el recuerdo, las peleas se mutaron en fraternales abrazos y felicitaciones rec�procas, los bares del entorno sufrieron el post - concierto de unos tipos m�sicos y macarras, al fin y al cabo 20 a�os no es nada - que cantaba Gardel - y s�lo se cumplen una vez en la vida.