Letra de El Artillero Y La Maquina De Guerra - Bso La Guerra De Los Mundos (The War Of The Worlds) (Version En Espa�ol)
Letra de canci�n de El Artillero Y La Maquina De Guerra de Bso La Guerra De Los Mundos (The War Of The Worlds) (Version En Espa�ol) lyrics
El martilleo desde el cr�ter y el fragor de los disparos fueron en aumento.
Mi espanto creci� al o�r unos pasos sigilosos en la casa.
Comprob� que se trataba de un artillero agotado manchado de sangre y barro.
ARTILLERO: �Hay alguien aqu�?
PERIODISTA: Pase. Tome. Beba esto.
ARTILLERO: Gracias.
PERIODISTA: �Que ha pasado?
ARTILLERO: Nos han barrido. Hay cientos de muertos. Puede que miles.
PERIODISTA: �El rayo de fuego?
ARTILLERO: �Los marcianos!
Estaban en las c�pulas de esas maquinas que han construido,
Esas gigantes moles met�licas con patas.
Maquinas que andaban.
Nos atacaron, nos barrieron.
PERIODISTA: �Maquinas?
ARTILLERO: �Maquinas de guerra!
Levantaban hombres y los estrellaban contra los arboles.
Tan solo trozos de metal, pero que sab�an muy bien lo que hac�an.
PERIODISTA: Hunmm. Anoche callo otro cilindro.
ARTILLERO: Si. Parece que en direcci�n a Londres.
PERIODISTA: �Londres!
Carrie. No se me hab�a ocurrido pensar que Carrie y su padre
pudieran correr peligro estando tan lejos.
�Tengo que ir a Londres inmediatamente!
ARTILLERO: Y yo.
A presentarme al cuartel general,
Si es que queda algo de �l.
En Byfleet encontramos un hostal, pero estaba desierto.
ARTILLERO: �Han muerto todos?
PERIODISTA: �Todos no! �Mire!.
�Ah� hay 6 ca�ones con sus artilleros preparados!
ARTILLERO: Arcos y flechas contra una centella. A�n no conocen el rayo de fuego.
https://www.coveralia.com/letras/el-artillero-y-la-maquina-de-guerra-bso-la-guerra-de-los-mundos--the-war-of-the-worlds---version-en-espanol-.php
Corrimos hacia Weybridge. De pronto, hubo una terrible explosi�n.
El suelo tembl�, los cristales de las ventanas saltaron y en el aire aparecieron unas r�fagas de humo.
ARTILLERO: �Mire!, �All� est�n!, �No se lo dije!.
Inmediatamente aparecieron una tras otra cuatro maquinas de guerra.
Unos tr�podes monstruosos m�s altos que cualquier torre,
marchando a zancadas entre los pinos, aplast�ndolos.
Unas maquinas andantes de metal cegador, armadas con enormes embudos
que horrorizado recordar haber visto antes.
Una quinta maquina apareci� en la orilla del rio.
Se alzo completamente, lambio su embudo en el aire
y el siniestro y temible rayo de fuego alcanzo de lleno al pueblo.
Las maquinas de guerra mostraron su jubilo
emitiendo unos ensordecedores rugidos que retumbaban como truenos.
"�Ullaaaaaa!"
Entonces, los seis ca�ones que hab�amos visto dispararon a la vez decapitando a una m�quina de guerra.
El marciano de la cabina quedo destrozado, esparcido por los aires,
y el artefacto, convertido en un retorcido bloque de metal, se precipito hacia su destrucci�n.
Al avance de los monstruos, la gente huyo aterrada, y tambi�n el artillero.
Yo me lance al agua, y no me asom� hasta que me forz� la respiraci�n.
Los ca�ones dispararon de nuevo. Pero esta vez el rayo de fuego, los pulveriz�.
Con un fulgor blanco, el rayo de fuego penetro en el agua,
quemado, casi ciego y desfallecido, fui tambale�ndome hacia la orilla a trav�s del agua hirviente.
Cay desvalido ante los marcianos sin esperar m�s que la muerte.
Incre�blemente, pasaron delante de m�, recogieron los restos de la maquina destruida y se fueron,
Sent� que hab�a escapado de milagro.
Mi espanto creci� al o�r unos pasos sigilosos en la casa.
Comprob� que se trataba de un artillero agotado manchado de sangre y barro.
ARTILLERO: �Hay alguien aqu�?
PERIODISTA: Pase. Tome. Beba esto.
ARTILLERO: Gracias.
PERIODISTA: �Que ha pasado?
ARTILLERO: Nos han barrido. Hay cientos de muertos. Puede que miles.
PERIODISTA: �El rayo de fuego?
ARTILLERO: �Los marcianos!
Estaban en las c�pulas de esas maquinas que han construido,
Esas gigantes moles met�licas con patas.
Maquinas que andaban.
Nos atacaron, nos barrieron.
PERIODISTA: �Maquinas?
ARTILLERO: �Maquinas de guerra!
Levantaban hombres y los estrellaban contra los arboles.
Tan solo trozos de metal, pero que sab�an muy bien lo que hac�an.
PERIODISTA: Hunmm. Anoche callo otro cilindro.
ARTILLERO: Si. Parece que en direcci�n a Londres.
PERIODISTA: �Londres!
Carrie. No se me hab�a ocurrido pensar que Carrie y su padre
pudieran correr peligro estando tan lejos.
�Tengo que ir a Londres inmediatamente!
ARTILLERO: Y yo.
A presentarme al cuartel general,
Si es que queda algo de �l.
En Byfleet encontramos un hostal, pero estaba desierto.
ARTILLERO: �Han muerto todos?
PERIODISTA: �Todos no! �Mire!.
�Ah� hay 6 ca�ones con sus artilleros preparados!
ARTILLERO: Arcos y flechas contra una centella. A�n no conocen el rayo de fuego.
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Corrimos hacia Weybridge. De pronto, hubo una terrible explosi�n.
El suelo tembl�, los cristales de las ventanas saltaron y en el aire aparecieron unas r�fagas de humo.
ARTILLERO: �Mire!, �All� est�n!, �No se lo dije!.
Inmediatamente aparecieron una tras otra cuatro maquinas de guerra.
Unos tr�podes monstruosos m�s altos que cualquier torre,
marchando a zancadas entre los pinos, aplast�ndolos.
Unas maquinas andantes de metal cegador, armadas con enormes embudos
que horrorizado recordar haber visto antes.
Una quinta maquina apareci� en la orilla del rio.
Se alzo completamente, lambio su embudo en el aire
y el siniestro y temible rayo de fuego alcanzo de lleno al pueblo.
Las maquinas de guerra mostraron su jubilo
emitiendo unos ensordecedores rugidos que retumbaban como truenos.
"�Ullaaaaaa!"
Entonces, los seis ca�ones que hab�amos visto dispararon a la vez decapitando a una m�quina de guerra.
El marciano de la cabina quedo destrozado, esparcido por los aires,
y el artefacto, convertido en un retorcido bloque de metal, se precipito hacia su destrucci�n.
Al avance de los monstruos, la gente huyo aterrada, y tambi�n el artillero.
Yo me lance al agua, y no me asom� hasta que me forz� la respiraci�n.
Los ca�ones dispararon de nuevo. Pero esta vez el rayo de fuego, los pulveriz�.
Con un fulgor blanco, el rayo de fuego penetro en el agua,
quemado, casi ciego y desfallecido, fui tambale�ndome hacia la orilla a trav�s del agua hirviente.
Cay desvalido ante los marcianos sin esperar m�s que la muerte.
Incre�blemente, pasaron delante de m�, recogieron los restos de la maquina destruida y se fueron,
Sent� que hab�a escapado de milagro.