Letra de La Hora Del Timbre - Serrat
Letra de canci�n de La Hora Del Timbre de Serrat lyrics
He pasado el d�a preparando el coraz�n
para cuando suene el timbre de la puerta.
Sin embargo, desde las nueve cincuenta y tres,
me golpea las costillas reclamando de inmediato tu presencia.
A la hora del timbre por la mirilla se ven
caramelos asom�ndose a un escote
y una gran sonrisa rodeada de mujer
con olor a hierbabuena presagiando la gloria en cinemascope.
Saldr�n a su encuentro mis orejas y mi nariz
y mis ojos ansiosos y el coraz�n consentido
y mi mano izquierda decidida a investigar
los ojales y los botones de tu vestido.
A la hora del timbre con caricias y caf�
https://www.coveralia.com/letras/la-hora-del-timbre-serrat.php
cicatrizan las heridas cotidianas
en el cuarto oscuro del enamorado amor
donde una estufa ilumina justo apenas una pata de la cama.
Luego, a beso limpio a salvo en el peque�o ed�n,
nos gastaremos los labios en un cuerpo a cuerpo fiero.
Huir�n al exilio el miedo y la soledad
y la muerte perder� por dos a cero.
A la hora del timbre las campanas del reloj,
que anuncian alborozadas tu presencia,
repiten tenaces que empez� la cuenta atr�s
y que vaya preparando de a poquito el coraz�n para tu ausencia.
para cuando suene el timbre de la puerta.
Sin embargo, desde las nueve cincuenta y tres,
me golpea las costillas reclamando de inmediato tu presencia.
A la hora del timbre por la mirilla se ven
caramelos asom�ndose a un escote
y una gran sonrisa rodeada de mujer
con olor a hierbabuena presagiando la gloria en cinemascope.
Saldr�n a su encuentro mis orejas y mi nariz
y mis ojos ansiosos y el coraz�n consentido
y mi mano izquierda decidida a investigar
los ojales y los botones de tu vestido.
A la hora del timbre con caricias y caf�
https://www.coveralia.com/letras/la-hora-del-timbre-serrat.php
cicatrizan las heridas cotidianas
en el cuarto oscuro del enamorado amor
donde una estufa ilumina justo apenas una pata de la cama.
Luego, a beso limpio a salvo en el peque�o ed�n,
nos gastaremos los labios en un cuerpo a cuerpo fiero.
Huir�n al exilio el miedo y la soledad
y la muerte perder� por dos a cero.
A la hora del timbre las campanas del reloj,
que anuncian alborozadas tu presencia,
repiten tenaces que empez� la cuenta atr�s
y que vaya preparando de a poquito el coraz�n para tu ausencia.